El concepto arte es una cuestión que siempre nos hemos planteado en todas las culturas y a lo largo de todas las épocas de la Historia y cuya respuesta es tan subjetiva como inalcanzable en forma de solución única e inmutable. Al contrario que otros términos que poseen una respuesta objetiva, clara y universal, el concepto arte es tan subjetivo que las definiciones que encontramos no nos dicen mucho, por no decir nada, aunque si parten dichas definiciones de manos de expertos en el amplio campo del arte se enriquece un poco más.
Para entender esta subjetividad del término arte hay que empezar analizando la distinción entre arte y dimensión estética. Si algo esta totalmente claro es la universalidad de la dimensión estética, pues todas las clases sociales, culturas, razas y en todas las épocas han sentido la necesidad y han creado objetos que, en todos los soportes posibles (lenguaje, sonido o formas visuales) trasmiten una satisfacción estética. Pero eso sí, antes de que la cultura, en especial la occidental, contamine las acciones con la tradición de los términos, estas manifestaciones estéticas presentan una funcionalidad vital (en ceremonias) teniendo así un concepto distinto a la idea de arte que nosotros tenemos.
Partiendo de aquí surge otra cuestión: ¿Qué es lo que diferencia unos objetos de otros?, ¿Por qué a unos les damos mas importancia que a otros? En realidad esta cuestión tampoco tiene respuesta, no se sabe que es lo que sucede, que tipo de señales trasmiten unos objetos para que nos trasmitan esas sensaciones.
A lo largo de la Historia esta cuestión ha suscitado la aparición de dos posturas aparentemente contrarias pero que en realidad es necesaria su función en común. Una postura ve el objeto como trasmisor de sensaciones e ideas que plasma el artista y otra postura ve el objeto artístico como objeto en sí, la obra en sí misma, dándole prioridad a la parte formal. Pero en definitiva, como he dicho anteriormente, una postura necesita de la otra. Son necesarias las dos y juntas forman lo que llamamos fenómeno artístico.
“todo fenómeno artístico es solamente una ordenación estructural”, es decir, la comunicación y la organización formal. Todo artista debe ser artesano, conocer los elementos (organización formal) pero el artista le suma a ello la comunicación, unos contenidos.
Sabiendo todo esto, una definición de Arte que recoge y tiene en cuenta todos estos aspectos es la de N. Knowler en el libro “El dialogo visual”: “Es el producto humano que pose una forma o un orden determinado y comunica experiencia humana. Afectada por el diestro control de los materiales empleados en su elaboración para proyectar los conceptos formales y comunicativos que el artista desea presentar”.
Pero a esta definición añadiría: “En el que interfiere como otro elemento fundamental la época y la cultura (el contexto).Lo que hoy no es arte quizás lo será mañana”.
El arte no es solamente una forma de expresión individual de un artista para auto complacerse. Además, el artista, al igual que un escritor, crea un mensaje con las herramientas adecuadas para el lenguaje plástico sobre un soporte para que finalmente a un receptor, el espectador, le llegue y se trasmita así esas sensaciones e ideas que el autor ha querido trasmitir.
¿Es necesario el receptor de la obra para que esta exista? Desde el punto de vista artístico, si y no. Es necesario que ese mensaje plasmado en la obra llegue y cumpla su función a un receptor que además posea los conocimientos de ese lenguaje para entenderlo y aceptarlo en su totalidad. Pero si el artista realiza una obra personal con las sensaciones que ha querido trasmitir en ese momento pero que no muestra a ningún receptor, el mismo autor, que es el emisor, se convierte en el receptor de su propio mensaje. Por lo tanto a la obra no le falta nada, existe por sí misma. Toda obra de arte nace de un diálogo entre el autor y el eventual receptor, que a su vez puede ser el propio autor.
PRESENCIAS BANALES – IGNACIO SANCHEZ CÁMARA
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